Colombia: Tendencia a la disminución en el intercambio de jeringas entre Personas que se Inyectan Drogas – PID-

In Artículos by CAMBIE

En el día mundial de la lucha contra el VIH. Este 1 de diciembre

Comunicaciones ATS

Bogotá, diciembre 1 de 2016. El intercambio de jeringas entre -PID-, una de las principales causas de contagio del Virus de Inmunodeficiencia Humana -VIH-, empieza a mostrar tendencia[1] hacia la disminución en Colombia. En Bogotá se redujo un 41,8% entre el año 2014 y 2016, 16,6% entre el año 2014 y 2016 en Pereira, y un 10,6% entre el año 2012 y 2016 en Cali. Según datos preliminares de seguimiento a CAMBIE programa integral de atención en reducción de daños para personas que se inyectan drogas.

Así lo evidencia la reciente “Encuesta sobre Cambio de Comportamiento entre PID[2], – realizada con base en los indicadores sugeridos por la Organización Mundial de la Salud OMS a través del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia. Esta encuesta fue relizada a usuarios del proyecto CAMBIE de la Corporación Acción Técnica Social que en convenio con el Ministerio de Justicia, implementan el “Plan Nacional de Respuesta al Consumo de Heroína”.

Los resultados de esta encuesta fueron contrastados con los del “Informe sobre la prevalencia de VIH y Prácticas de Riesgo” en Personas que se Inyectan Drogas, ejecutado por la Universidad CES de Medellín, entre los años 2010 y 2014:

  • En Bogotá, el porcentaje de intercambio para el año 2014 era del 58,5% y del 16,7 % en el 2016.
  • En Pereira, el porcentaje de intercambio en el primer año reportado (2014) era de un 52,0% y de un 35,4% en el 2016. Este dato fue recolectado entre 84 personas que participan en el programa CAMBIE por un período promedio de un año y medio.
  • En Cali, el porcentaje de intercambio en el primer año reportado era del 60,6% y del 50% en el 2016.
  • De acuerdo con el estudio realizado por el CES, el porcentaje de prevalencia de VIH en Pereira era de un 8,4% entre la población que intercambiaba jeringas, de un 5% en Bogotá y de un 2,2% en Cali.
  • El país ha recibido con sensatez crítica los programas de acceso a material higiénico de inyección como CAMBIE; es hora de fortalecerlos, ampliarlos y garantizar su continuidad en el país.

Hoy, al conmemorarse en el mundo un año más del día internacional de la acción contra el VIH/SIDA, en Colombia, el país exige a gritos que iniciativas como CAMBIE no se queden como perpetuos programas pilotos al vaivén de los intereses políticos que nunca logran aproximarse a la demanda existente. A pesar de que en el país se ha avanzado y se cuenta con este proyecto de intercambio de jeringas, único en su tipo, la resistencia a estos proyectos que se preocupan por proteger la salud de las personas consumidoras de drogas y el apoyo institucional intermitente podría desviar las garantías y los impactos que los usuarios, las familias, las instituciones y el país, tanto necesitan.

Desde junio del año 2016 la Alcaldía de Bogotá suspendió el apoyo al programa pese a haberse comprometido con su continuidad en el mes de febrero. Mientras ciudadaes como Pereira, Cali, Medellín, Armenia, Dosquebradas y Cúcuta avanza en la implementación, fortalecimiento y ampliación de estos servicios, la ciudad de Bogotá retrocede en estas y otras políticas de drogas, pues al cerrar varios programas y cambiar su enfoque, han generado una crisis social que hoy esta en el centro del debate como el tema de habitantes de calle.

La “Encuesta sobre Cambio de Comportamiento entre PID”, también da a conocer cifras importantes sobre nuevas y buenas prácticas para inyecciones menos riesgosas. Datos resultantes de preguntas como: ¿Utilizó una jeringa nueva en la última inyección?, que revelan que en Pereira el 90,5%, en Cali el 85% y en Bogotá el 76.9%, sí usaron una jeringa nueva en su inyección; ponen sobre la mesa el impacto y la determinación que tienen acciones de entrega de material higiénico de inyección y recolección de jeringas utilizadas, acompañamiento psicosocial, educación para la salud formación en inyección de menor riesgo, prevención de manejo de sobredosis y prevención del VIH y la hepatitis B y C, en la adopción de cambios de comportamiento entre PID. Estos datos preliminares están siendo analizados para entregar resultados más detallados en las próximas semanas.

Panorama mundial

Para junio de 2012 se estimaba que cerca de 33 millones de personas en todo el mundo vivían con VIH. En 2015 la cifra aumentó considerablemente afectando a 36,7 millones de individuos en este mismo escenario. Esta enfermedad, que se caracteriza por poseer un microorganismo que ataca el sistema inmunitario y debilita los sistemas de vigilancia y defensa contra las infecciones, es una de las 10 principales causas de mortalidad en la población.

A pesar de que la transmisión de VIH/SIDA está asociada directamente a las prácticas sexuales sin protección, inyectarse drogas es una de las fuentes más comunes de contagio. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud -OMS- existen en el mundo alrededor de 16 millones de personas que se inyectan drogas, y de ellas cerca de 3 millones están infectadas por el Virus. Es decir que, una de cada diez infecciones nuevas de VIH es causada por el consumo de drogas inyectables.[3]

Esta realidad que aqueja a todos los rincones del hemisferio, es en la mayoría de los casos un fenómeno ignorado por los gobernantes y entidades estatales que bajo el discurso ideológico de la “Guerra contra las drogas” omiten la evidencia científica que implora a gritos una estrategia común para combatir esta epidemia.

Países como Reino Unido, Suiza, Alemania y Australia, que cuentan con programas integrales de reducción de daños, presentan los índices más bajos de prevalencia de VIH entre personas que se inyectan drogas (menos de un 4%). Todo lo contrario, sucede en países como Tailandia y Rusia que reportan una prevalencia de VIH del 42% y 38% respectivamente entre sus PID[4]. Estos dos países se han resistido consistentemente a la implementación a gran escala de estrategias de reducción de daños, a pesar de la presencia de drogas inyectables y el uso compartido de material de inyección.[5]

Es este el momento oportuno para decidir si en Colombia optamos por replicar la historia de Rusia, donde según cifras oficiales hay cerca de un millón de personas con VIH y El 60% de los seropositivos son personas que usan drogas inyectables.

Rusia, es el país del continente europeo que presenta la mayoría de casos de VIH por persona. Desde el primer caso registrado en 1987, alrededor de 204.000 personas han muerto como resultado del virus. El estado tiene el mayor número de usuarios de drogas intravenosas en el mundo; y sólo cerca del 30% de los rusos diagnosticados con VIH reciben la medicación antirretroviral que sus cuerpos necesitan para evitar que el virus se multiplique.[6]

Sus políticas son ineficientes en la implementación de estrategias de prevención, reducción de daños y programas de agujas y jeringas desechables. El trabajo que se realiza pone cada vez más énfasis en las prácticas de represión y control, en detrimento de las prácticas médicas y de investigación científica[7]. Lo cual, deja en entredicho las recomendaciones emitidas por la OMS y nos enfrenta a la posibilidad de que este tipo de enfermedades desencadenen en una epidemia generalizada.

¿Qué sigue para Colombia?

Es necesario que de manera urgente se reemplace la represión de las drogas por estrategias de prevención, reducción de daños, salas de consumo supervisadas, acceso a material higiénico de inyección, recolección de jeringas usadas para disminuir su intercambio y riesgo biológico, acompañamiento psicosocial para usuarios y familias, acceso a Metadona. Pero sobre todo establecimiento de proyectos de prevención, reducción de daños y superación del consumo como ejes transversales de los gobiernos locales, nacionales e internacionales.

Como previamente habíamos planteado en nuestro balance general acerca de los impactos del programa, la experiencia internacional ha demostrado que proyectos como CAMBIE, son los más efectivos para detener los contagios de Hepatitis C y VIH entre población PID.

Debemos reconocer y abordar el vínculo existente entre la guerra contra las drogas y la propagación del VIH/SIDA. El estigma, la discriminación a los usuarios de drogas inyectables y las prácticas represivas, alejan considerablemente a los consumidores de servicios de salud pública, pruebas de detección y servicios de prevención que solo los exponen a ambientes de prácticas riesgosas y adicciones sin tratamiento.

Según el Informe de la Comisión Global de Políticas de Drogas ha quedado demostrado que la criminalización solo ha fomentado de manera incontrolable la pandemia global, considerando que este enfoque no ha logrado reducir la oferta de las drogas ilícitas si no que, muy por el contrario, entre 1981 y 2002 ha disminuido en un 80% el precio de la heroína y ha aumentado 900% la pureza de la misma[8], clara evidencia de que los recursos destinados a las intervenciones resultaron infructuosos.

Queremos fomentar una cultura de gestión de riesgo y mitigación de daños por medio de la visibilización del problema y la reconstrucción de conceptos que permitan fomentar acciones dirigidas a la lucha contra la estigmatización de los usuarios de drogas. Es fundamental asegurar un completo abastecimiento de tratamientos para las adicciones que garanticen los derechos de los consumidores y su reconocimiento como ciudadanos/usuarios.

Además, se deben generar debates institucionales que planteen modelos de regulación que permitan el debilitamiento del narcotráfico y micro tráfico de sustancias psicoactivas y así defender la salud y la seguridad de la población basados en una perspectiva de Salud Pública, principio fundamental de un programa de este tipo.

¡Ya es tiempo de exigir el establecimiento de Políticas Públicas que se sustenten en el respeto a la dignidad humana!


[1] Esta tendencia busca que ser validada por los estudios oficiales que realizará el Ministerio de Justicia el próximo año para seguir monitoreando este consumo y sus daños colaterales.

[2] PID: Personas que se inyectan drogas. La encuesta fue aplicada en el mes de octubre de 2016 de manera personal e individual entre 387 personas que se inyectan drogas y que participan del proyecto CAMBIE en las ciudades de Pereira, Dosquebradas y Bogotá. Esta cantidad, no representa el total de usuarios de las ciudades mencionadas.

[3] Artículo Web de la Organización Mundial de la Salud – OMS-

http://www.who.int/hiv/topics/idu/es/

[4] Informe de Acción Técnica Social “CAMBIE BOGOTÁ: No es alcahuetería, es salud pública y anticipación” Página 1. 2015.

[5] Informe de la Comisión Global de Políticas de Drogas. Junio 2011. Página 6 http://www.druglawreform.info/images/stories/documents/Global_Commission_Report_Spanish.pdf

[6] Artículo periodístico “Russian HIV cases reach record high of more than a million” Enero de 2016. http://www.independent.co.uk/news/world/europe/russian-hiv-cases-reach-record-high-of-over-a-million-a6828816.html

[7] Artículo Periodístico “El Gobierno ruso se muestra ineficiente en la lucha contra la drogadicción.” Septiembre de 2013. https://es.rbth.com/opinion/2013/09/16/el_gobierno_ruso_se_muestra_ineficiente_en_la_lucha_contra_la_drogadi_32223

[8] INFORME DE LA COMISIÓN GLOBAL DE POLÍTICAS DE DROGAS. “La Guerra contra las Drogas y el VIH/SIDA: Cómo la Criminalización del Uso de Drogas fomenta la Pandemia Global”. Junio de 2012.